Ni el viento ni la lluvia pudieron con mi empeño de llegar hasta aquí y continuar hacia la torre.
Cuando nos dirigíamos hacia el Monte Toro para conocer la famosa Torre de Fornells, una torre defensiva construida en 1801, me bajé del coche para emprender sola el camino, dado que mi amiga conocía el lugar y llovía torrencialmente. Me coloqué una capucha que compré en un Bazar Chino de Olot, sin fijarme que no tenía abotonadura y era tan grande como una carpa, el viento de la Tramontana y la lluvia lo infló cual globo con lo cual no podía parar de reír y me impedía encontrar algo con que sujetarla por lo tanto y luego de hacerle varios nudos totalmente mojada y ante la divertida mirada de mi compañera de aventuras, emprendí la subida al Monte.