Crucero Cuerno de Oro

No puede decirse que alguien haya visitado Estambul hasta que haya visto sus maravillas desde el agua, ya sea entrando, como es mi caso en un crucero, navegando en un crucero turístico o cruzando al otro lado a bordo de uno de los transbordadores que en un sin parar van de una a otra orilla.
La travesía hasta Estambul no es corta, al contrario, dejar atrás el mar Egeo, cruzar el de Marmara, partiéndolo a la mitad y ver las cúpulas de la ciudad, muy a lo lejos, mientras el sol hace refulgir los picos metálicos de los minaretes lleva toda una noche de navegación.
Pero el premio que nos reserva la hermosa urbe bien merece cualquier esfuerzo.

Una de las formas más cómodas de conocer Estambul es hacer un crucero por el Cuerno de Oro, esa franja de agua que sube hacia el Puente Atatürk (no confundir con el Estrecho del Bósforo que es la que separa Europa y Asia). Si sale un día de sol a bordo de una embarcación, a cubierto y sentado en un banco sobre el mar se puede ver una de las caras más agradables de esta ciudad.

Los cruceros o travesías por el Cuerno de Oro duran alrededor de media hora o una hora, depende el que escojas, y salen muy cerca del Puente Galata. Los precios varían pero el recorrido siempre es parecido. Verás algunos de los principales hitos turísticos de Estambul (castillos, palacios, mezquitas, etc.), lujosas mansiones de turcos adinerados, y edificios descuidados de personas no tan adineradas (supongo). Además te ayudará a hacerte una idea de las dimensiones de la urbe.