Paraíso natural entre hayas
He aquí uno de los secretos mejor guardados del paraíso natural del Reyno de Navarra. Los embalses de Leurtza, aunque fueron construídos allá por 1920 por la mano del hombre, son unas presas que se han integrado a la perfección con el entorno que las rodea. Bueno, en realidad, yo diría que el entorno ha acogido esta obra y sin rechistar se ha creado una especie de relación de simbiosis que todavía hoy funciona muy bien.
La zona, a la que se accede por una sinuosa carretera, en dura subida, desde el pintoresco pueblo de Urrotz, ha sido declarada Área Recreativa Natural, y es que el entorno que rodea estos embalses parece sacado de una cuento de hadas, hadas que se esconden entre la multitud de hayas y otras especies de árboles que pueblan cada palmo del terreno donde se asientan los embalses.
Son en realidad dos embalses, no muy grandes, pero hacen la estupenda función de recoger el agua de los manantiales y arroyos que confluyen en esta cuenca y valle estrecho, es una zona que parece alejada de la humanidad, aislada en la montaña, por ello, más que unos embalses, parecen lagos de montaña, como si estuviéramos en el Pirineo. De tamaño parecido, las aguas, por el simple método de la gravedad, se precipitan del embalse de arriba hasta el embalse de abajo por una apertura lateral en el muro de la presa, siempre que se supere su borde claro ;-).
Es una zona a la que accede mucha gente a pasar el día, ya que han habilitado una preciosa zona entre hayas con mesas de piedra, algunas barbacoas con parrillas, etc. Está todo rodeado de bosques y zonas verdes, por lo que mucha gente, con buen tiempo, opta por bajar hacia las orillas del embalse a tumbarse al sol, comer, jugar a fútbol o lo que se tercie. Además, existe una oficina de información en la zona donde se aparcan los coches, donde lo mismo te pueden dar información sobre la rana bermeja, una de las especies autóctonas de la zona, que también te guían amablemente con cualquier duda o pregunta que tengas. De hecho, hay diferentes tipos de recorridos que se pueden hacer, pero al menos, recomiendo realiza el recorrido que permite ver de forma rápida los dos embalses, un recorrido de 3,5 kilómetros que no tiene apenas desnivel y que está muy bien habilitado y señalizado, sin pérdida posible. Dicho camino, primero se acerca al embalse de arriba, concretamente a su muro de contención, por donde se camina, para ver a ras las aguas del embalse de arriba, y desde las alturas, el embalse de abajo. Luego el camino, ya entre hayas, poco a poco desciende y circula por la orilla derecha del embalse de abajo, desde donde hay unas vistas espectaculares, tanto del embalse como del propio bosque, que ahora en primavera, gracias al verde brote de las hojas de las hayas, tiene un color mágico, de auténtico cuento.
Si en primavera están bonitos, estos embalses, en otoño también tiene que ser una pasada, es un sitio excelente para perderte haciendo fotografías, hay instantáneas que combinan agua y tonos de verdes y marrones que son de postal. Desde luego, fue una sorpresa muy agradable conocer estos embalses mágicos, perdidos entre bosques, y desde aquí agradezco la recomendación que nos hizo al respecto una chica muy maja de la oficina de turismo del Señorío de Bertiz. Estoy convencido que Leurtza es uno de los tesoros que con más celo se guarda en el valle de Malerreka, cerca del vecino valle del Baztán, y no es para menos, porque tienen un auténtico pequeño gran paraíso natural.


