Zai Aragon
Un hotel con personalidad.
El Tropicano es mi hotel favorito en San Antonio. He tenido la suerte de viajar en muchas ocasiones a esta ciudad, y he probado distintos hoteles, y la verdad es que la atmósfera de El Tropicano es especial. Tiene ese aire de resort caribeño de lujo, pero en el corazón de Texas.
El lobby es amplísimo, todo pintado de blanco y con máscaras tribales de colores como única decoración.
Es muy espacioso y luminoso. En verano se está fresquito, pero no te congelas como en otros hoteles...
En el mismo lobby está Mangos (el desayunador) y el Expresso Bar, donde te puedes sentar a tomar algo, o si lo prefieres, comprar comida para llevar tipo ensaladas o sandwiches.
Está un poco retirado del centro, aunque se llega caminando en menos de 15 minutos. El acceso al Riverwalk está delante de la puerta del hotel, así como la parada del tranvía azul. Además, al no estar en la zona más céntrica de la ciudad, evita todos los ruidos de bares, restaurantes y turistas. Perfecto para descansar.
Las habitaciones son modernas, con el blanco y el rojo como colores predominantes y enormes ventanales.
Uno de los lados del edificio tiene vistas al Riverwalk y los demás al modesto skyline de San Antonio.
Si no te interesan las vistas, no tienes mas que correr las cortinas, que por cierto bloquean perfectamente la luz del sol para que puedas dormir hasta la hora que quieras (siempre que tu agenda te lo permita...) Esto puede parecer muy obvio, pero todavía hay hoteles en los que es imposible seguir durmiendo una vez que sale el sol.
No se si en todas las habitaciones será así, pero al menos la mía tenía el cuarto de baño separado en 2 partes, con el lavabo y espejo fuera, por lo que le llegaba la luz directa del exterior a traves de los grandes ventanales de la habitación.
La única pega que le encuento es que el desayuno no viene incluido con la habitación, hay que pagarlo aparte. No sé por qué, pero da un poco de pereza una vez que te han cobrado la estancia tener que volver a sacar la cartera para pagar $10 por desayunar.... Pero bueno, siempre tienes la opción de desayunar en la calle.
Todo el personal con el que he tratado en el hotel se ha mostrado siempre muy agradable, servicial y hospitalario.
Por supuesto también cuenta con una piscina suficientemente grande como para poder nada, y con sombrillas de brezo para mantener el aire tropical del hotel.
Aparte de eso, El Tropicano tiene pequeños detalles que le dan personalidad, como la decoración con máscaras hechas a mano, o el patio de luz/terrario en el que yo pude ver un tucán y una tortuga gigante, y donde al parecer tienen también un mono.
El Tropicano es el típico hotel al que te apetece volver, y donde te gustaría poder pasar más tiempo para poder disfrutar de todos sus servicios con calma, con mucha calma.
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