El poblado Dogón de Djiguibombo

Y al día siguiente descubrimos ése paisaje/país de cuento que es el Dogón, con sus casitas de "pitufos", los grandes baobabs en flor -dicen que es como el cerdo, se aprovecha todo de este árbol-...

Los únicos requisitos para visitar el “País Dogón” son unas buenas botas, un saco de dormir y mucha paciencia.

Las botas son útiles ya que el país Dogón se debe visitar a pie y como frágiles occidentales que somos necesitamos un buen calzado que nos proteja de los accidentes del terreno o de las mordeduras de las culebras entre otras cosas, ni siquiera el creciente turismo que está invadiendo la zona paulatinamente ha conseguido que se habiliten pistas transitables para vehículos a motor.

Si no queréis pernoctar a la intemperie y sufrir el brusco cambio de temperatura que cuando cae la noche tiene lugar en estas latitudes os recomiendo llevar un buen saco de dormir ya que en las pequeñas aldeas Dogón no existen hoteles y únicamente la hospitalidad de estas gentes y porqué no decirlo la posibilidad de ganarse un dinerillo extra permite que los “aventureros” duerman en las azoteas de las chozas más grandes (normalmente la de algún jefecillo local).

Y por último y no menos importante, armaros de paciencia ya que en vuestro caminar que os llevará de aldea en aldea os cruzareis a menudo con gentes que saludarán a vuestro guía, le preguntarán por toda la parentela y este amablemente hará lo propio con su interlocutor en una ceremonia que se puede alargar hasta el infinito y lo más grave, se repetirá una y otra vez a lo largo del camino.

Hay muchos poblados diseminados a lo largo de la falla pero pocos son tan vistosos y espectaculares como el de Songo situado en la parte superior de la falla y en el que destacan las pinturas que en las oquedades del terreno realizan los muchachos durante la ceremonia de la circuncisión.

Sin embargo si tuviésemos que destacar algún poblado Dogón por encima del resto deberíamos hablar de Djguibombo a cuyo alrededor confluyen cascadas y torrenteras, verdes prados y centenarios baobab, abruptas paredes verticales y polvorientos caminos y cuyo pequeño núcleo urbano está formado por chozas de barro con formas redondeadas o rectangulares rematadas con gráciles tejados de paja en las que puertas y ventanas ricamente labradas con motivos de la cosmogonía Dogón constituyen auténticas obras de arte. Aquí y allá observamos como las construcciones realizadas con adobe se alternan con alguna que otra edificación realizada en piedra

Es Djguibombo un buen lugar para contemplar las espectaculares Togunas o ”case à palabres”, lugar reservado exclusivamente para los hombres y en los cuales se dirimen los asuntos de la aldea.

El animismo es un pilar fundamental en la espiritualidad del pueblo Dogón y como tal está presente en todos los asentamientos que encontraremos por la Falla, el epicentro de esta religión lo constituye el templo sagrado (amma na) en el cual se realizan sacrificios animales que forman parte de los rituales animistas.