Entre historias y leyendas los recuerdos de Teixido.
Entre historias, leyendas, las ramitas de romero, el ramo de San Andrés y la bendición en el Santuario, quienes se llegan hasta aquí lo encuentran todo a su paso y sí que se puede decir “de todo como en botica” como diría mi abuela.
Velas de color rojo para los santos, diferentes miembros humanos de vela para ser quemados, cubiertos de madera, barquitos a vela, pulseras y colgantes, rosarios, camisas y adornos de cerámica. Planchas de hierro, juguetes de madera, alfajores de maicena y dulces de todo tipo. Rosquillas, pulseras, aros para bebes y gomeras para cazar pajaritos. Llaves, campanas, rosas de la suerte, imágenes de santos y dedales de cerámica, cabezas de buey con campanas, elegantes o sencillos bastones. Canastas de mimbre para picnic y cuencos de madera, varas grandes y pequeñas, camisetas de colores y estampadas, flautas boli, quelmada gallega. Horquillas de madera para fardos, platos decorados, reproducción en pequeños de bicicletas y antiguas máquinas de coser.
Mientras que una Tuna en flor separaba las tiendas en el camino y un puesto con las figuras de miga de San Andrés de Teixido le daban el colorido toque a los de mayor tamaño y los de formatos pequeños. Otro de los consejos plasmados en un papel eran los del importante amuleto de la “Hierba de enamorar” una especie de “clavel marino” propicio para el erotismo y la fertilidad entre otros. En medio de todo ello y al final del camino el Café Bar “Os Loureiros” con “Percebes y comidas” para el peregrino.


