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Los hombres del Neolítico, hace ahora ...
Los hombres del Neolítico, hace ahora unos 5.000 años, creían en la magia. Por ello, se hacían rodear de elementos que, según su particular culto religioso, mejoraban su calidad de vida. Parte importante de su día a día, una vez dejada atrás la etapa Paleolítica de la caza para la supervivencia, era la ganadería y la agricultura. Así surgieron los míticos ídolos de la fertilidad, piedras talladas con formas sexuales que favorecían la fecundidad en animales y cosechas. Aquellas rocas mágicas eran colocadas de pie junto a los lugares donde, con su penetrante mirada, debían arrojar parte de su poder.
Pero el tiempo fue pasando, y aquellos ídolos quedaron enterrados bajo metros de tierra desapareciendo, algunos de ellos, para siempre.
Corría el año 1992 cuando un señor oriundo de Almargen realizaba, junto a otros trabajadores, unas obras de reforma en los cimientos de una vivienda, ubicada en la zona baja del pueblo. Aquellos parajes habían llamado desde antaño la atención de historiadores y arqueólogos, ya que en las inmediaciones se descubrieron anteriormente diversos yacimientos, localizándose piezas de gran valor.
Durante aquellas obras, el buen hombre descubrió, enterrada a relativa profundidad, una piedra con curiosa forma. En un primer momento la guardó en su casa, como si fuera un adorno más, pero tras llegar a oídos de la Concejalía de Cultura, la pieza se trasladó al ayuntamiento para su estudio, llegándose a la conclusión de que aquel objeto en apariencia rudimentario era una pieza arqueológica de enorme importancia histórica.
La datación determinó una antigüedad de 5000 años, perteneciente a una época entre el Neolítico y el Calcolítico, resultando ser un ídolo de la fertilidad antiguamente usado para fertilizar las tierras y el ganado. Es una pieza única en España, con unas características muy particulares, dado que en la misma pieza se representan los dos sexos: La forma del pene y la del embarazo.
El ídolo esta realizado en mármol, con unos cincuenta centímetros de longitud, un diámetro aproximado de veinte centímetros, y veinticinco kilos de peso. Tiene forma de sexo masculino, con una línea ovoide marcadamente alargada. En un extremo es visible la forma del glande, mientras en el otro se percibe una representación facial, enmarcada con los ojos y la silueta. En uno de sus flancos se observa una protuberancia que representa el embarazo.
La imaginería religiosa de la prehistoria aportaba a este ídolo diversos elementos iconográficos, tales como el rostro, el pene y el embarazo. O sea, lo masculino y lo femenino, así como la fecundidad, en una misma pieza.
Su posición original habría sido vertical, afincada en la tierra, de forma que mostrara la intermediación divina en la germinación de los campos, la fertilidad del ganado y la fecundidad en los habitantes de aquel entonces.
Debido al uso que en la antigüedad se le daba al ídolo, o sea, su capacidad de provocar fecundidad a su alrededor, muchos pensaron desde un principio que esas bondades podrían continuar manifestándose en la pieza en nuestros días, provocando mayor facilidad de entrar en estado de embarazo. Al principio no pasaba de ser un asunto jocoso, simpático, sin mayor importancia. Pero pronto comenzaron a surgir los primeros embarazos de mujeres que habían tocado la piedra.
Pero lo imposible se hizo posible cuando mujeres estériles, con documentación médica que aseguraba que no podían quedarse embarazadas, entraron en estado, dejando a asombrados a los facultativos. Tal es el caso de Dori Serrano, quién después de dieciséis años sin poder tener un hijo, y tras probar diferentes tratamientos sin suerte, tocó la piedra una tarde y, tan solo un mes después, quedó embarazada.
Pronto el rumor se extendió fuera de las fronteras malagueñas, llegando a otros puntos de la península o incluso a otros países. Multitud de matrimonios han visitado el ídolo (la “Diosa”, como algunos la llaman) para pedirle el favor de darles un hijo. Un par de tomos de Libros de Firmas custodian historias de auténticos dramas humano que se solucionaron gracias a la misteriosa piedra de Almargen.
Aunque al poco del descubrimiento arqueológico, el ídolo fue guardado en los bajos del ayuntamiento, hoy día se muestra sin vitrina, para que todos los que quieran puedan rozarla, en una zona bien visible del nuevo museo Tartessos, en el centro de la localidad. Desde entonces se ha convertido en uno de los principales protagonistas y reclamos turísticos del pueblo.
No cabe duda de que la piedra es efectiva. Lo que no sabemos es si el poder procede del propio ídolo, o es la mente humana la causante del milagro. Si así fuera, eso no le retaría misterio, porque aun más raro sería que una mujer estéril, a través de extraños mecanismos de su cerebro, pudiera ser capaz de auto fecundarse. En todo caso, posiblemente nunca sepamos el origen de los prodigios del ídolo.
Pero más importante aun es entender que el ser humano no ha cambiado tanto en 5.000 años. En la época del Neolítico los hombres y mujeres usaban estos elementos con auténtica devoción, colocándolos en lugares especiales. Hoy día, cinco milenios después, esos mismos hombres y mujeres van a visitar la piedra con la misma o mator devoción.
En cierto modo y por fortuna, el ser humano no ha perdido eso que nos distingue del resto de los animales: La capacidad de soñar…
La Teoría Extraterrestre
Son muchos los que relacionan la magia ancestral del ser humano con el campo de la ufología, con los extraterrestres. No en vano, en la prehistoria se han dado pasajes increíbles relacionados con extrañas visitas de seres aparentemente de otros mundos. Todo ello ha quedado plasmado en el arte antiguo y, concretamente, en las pinturas rupestres. Dice la tradición que en muchos de esos encuentros, los “dioses” enseñaban diversas cuestiones a los hombres, asuntos tanto físicos como espirituales.
Por ello, hay quién piensa que elementos tan misteriosos y poderosos como el ídolo de Almargen, con una capacidad que escapa a los designios de la ciencia, son de procedencia extraterrestre. Algunos incluso creen ver en la penetrante mirada de la piedra, un reflejo de lo que sería un rostro de un ser de otro planeta, como ha ocurrido multitud de veces con representaciones pétreas prehistóricas.
¿Manufactura humana o extraterrestre? De momento, todo un enigma…
Corría el año 1992 cuando un señor oriundo de Almargen realizaba, junto a otros trabajadores, unas obras de reforma en los cimientos de una vivienda, ubicada en la zona baja del pueblo. Aquellos parajes habían llamado desde antaño la atención de historiadores y arqueólogos, ya que en las inmediaciones se descubrieron anteriormente diversos yacimientos, localizándose piezas de gran valor.
Durante aquellas obras, el buen hombre descubrió, enterrada a relativa profundidad, una piedra con curiosa forma. En un primer momento la guardó en su casa, como si fuera un adorno más, pero tras llegar a oídos de la Concejalía de Cultura, la pieza se trasladó al ayuntamiento para su estudio, llegándose a la conclusión de que aquel objeto en apariencia rudimentario era una pieza arqueológica de enorme importancia histórica.
La datación determinó una antigüedad de 5000 años, perteneciente a una época entre el Neolítico y el Calcolítico, resultando ser un ídolo de la fertilidad antiguamente usado para fertilizar las tierras y el ganado. Es una pieza única en España, con unas características muy particulares, dado que en la misma pieza se representan los dos sexos: La forma del pene y la del embarazo.
El ídolo esta realizado en mármol, con unos cincuenta centímetros de longitud, un diámetro aproximado de veinte centímetros, y veinticinco kilos de peso. Tiene forma de sexo masculino, con una línea ovoide marcadamente alargada. En un extremo es visible la forma del glande, mientras en el otro se percibe una representación facial, enmarcada con los ojos y la silueta. En uno de sus flancos se observa una protuberancia que representa el embarazo.
La imaginería religiosa de la prehistoria aportaba a este ídolo diversos elementos iconográficos, tales como el rostro, el pene y el embarazo. O sea, lo masculino y lo femenino, así como la fecundidad, en una misma pieza.
Su posición original habría sido vertical, afincada en la tierra, de forma que mostrara la intermediación divina en la germinación de los campos, la fertilidad del ganado y la fecundidad en los habitantes de aquel entonces.
Debido al uso que en la antigüedad se le daba al ídolo, o sea, su capacidad de provocar fecundidad a su alrededor, muchos pensaron desde un principio que esas bondades podrían continuar manifestándose en la pieza en nuestros días, provocando mayor facilidad de entrar en estado de embarazo. Al principio no pasaba de ser un asunto jocoso, simpático, sin mayor importancia. Pero pronto comenzaron a surgir los primeros embarazos de mujeres que habían tocado la piedra.
Pero lo imposible se hizo posible cuando mujeres estériles, con documentación médica que aseguraba que no podían quedarse embarazadas, entraron en estado, dejando a asombrados a los facultativos. Tal es el caso de Dori Serrano, quién después de dieciséis años sin poder tener un hijo, y tras probar diferentes tratamientos sin suerte, tocó la piedra una tarde y, tan solo un mes después, quedó embarazada.
Pronto el rumor se extendió fuera de las fronteras malagueñas, llegando a otros puntos de la península o incluso a otros países. Multitud de matrimonios han visitado el ídolo (la “Diosa”, como algunos la llaman) para pedirle el favor de darles un hijo. Un par de tomos de Libros de Firmas custodian historias de auténticos dramas humano que se solucionaron gracias a la misteriosa piedra de Almargen.
Aunque al poco del descubrimiento arqueológico, el ídolo fue guardado en los bajos del ayuntamiento, hoy día se muestra sin vitrina, para que todos los que quieran puedan rozarla, en una zona bien visible del nuevo museo Tartessos, en el centro de la localidad. Desde entonces se ha convertido en uno de los principales protagonistas y reclamos turísticos del pueblo.
No cabe duda de que la piedra es efectiva. Lo que no sabemos es si el poder procede del propio ídolo, o es la mente humana la causante del milagro. Si así fuera, eso no le retaría misterio, porque aun más raro sería que una mujer estéril, a través de extraños mecanismos de su cerebro, pudiera ser capaz de auto fecundarse. En todo caso, posiblemente nunca sepamos el origen de los prodigios del ídolo.
Pero más importante aun es entender que el ser humano no ha cambiado tanto en 5.000 años. En la época del Neolítico los hombres y mujeres usaban estos elementos con auténtica devoción, colocándolos en lugares especiales. Hoy día, cinco milenios después, esos mismos hombres y mujeres van a visitar la piedra con la misma o mator devoción.
En cierto modo y por fortuna, el ser humano no ha perdido eso que nos distingue del resto de los animales: La capacidad de soñar…
La Teoría Extraterrestre
Son muchos los que relacionan la magia ancestral del ser humano con el campo de la ufología, con los extraterrestres. No en vano, en la prehistoria se han dado pasajes increíbles relacionados con extrañas visitas de seres aparentemente de otros mundos. Todo ello ha quedado plasmado en el arte antiguo y, concretamente, en las pinturas rupestres. Dice la tradición que en muchos de esos encuentros, los “dioses” enseñaban diversas cuestiones a los hombres, asuntos tanto físicos como espirituales.
Por ello, hay quién piensa que elementos tan misteriosos y poderosos como el ídolo de Almargen, con una capacidad que escapa a los designios de la ciencia, son de procedencia extraterrestre. Algunos incluso creen ver en la penetrante mirada de la piedra, un reflejo de lo que sería un rostro de un ser de otro planeta, como ha ocurrido multitud de veces con representaciones pétreas prehistóricas.
¿Manufactura humana o extraterrestre? De momento, todo un enigma…
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