Rico rico
Un finde con amigos en donde cada vez parabamos a comer o cenar en un sitio diferente, siempre pidiendo raciones para compartir y así probar de todo a modo de "degustacion".
Sin duda este restaurante marco la diferencia en primer lugar porque esta situado en una plaza muy tranquila, con su fuente, muralla..., en segundo lugar por la atención y el trato, el propio cocinero (no se si era el dueño) nos vendió muy bien sus mejores platos explicandonos la cantidad de cada uno, como estaban elaborados y los ingredientes (muy importante para mi que tengo bastantes alergias a alimentos) y en tercer lugar por la calidad de la comida [especialmente ricos los platos tipicos como berengenas (crujientes por fuera y tiernas por dentro) con miel, rabo de toro que se desacia en la boca y el salmorejo con textura como si fuera una crema].