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El Barranco de Carjal

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1 opinión sobre El Barranco de Carjal

Entre agua y rocas, surge la vida.

Un incipiente bosque de fresnos puebla la ladera del Monte de la Cruz en Buñol, estos árboles camuflados entre el verde de la vegetación pasan desapercibidos durante la mayor parte del año, pero llegado el otoño se destapan para configurar una cromática montaña con la presencia de los colores amarillentos y ocres.

Es pues el otoño el mejor momento para disfrutar de este paseo circular que comienza en la Fuente de San Luis y remonta el Río Buñol, entre la vegetación de ribera con tonalidades otoñales, el rumor del agua y el vuelo de la garza real que habita entre este caos de rocas y pozas cristalinas.

Si seguimos las marcas blancas y amarillas del sendero de pequeño recorrido, nos iremos adentrando en un espectacular escenario de cortados.

Siguiendo la senda que cruza varias veces el río Buñol, llegaremos a la Jarra, nombre con el la población local designa este paraje, y que para los geólogos es una "marmita de gigante". Este es el puntoen el que abandonamos el cauce, saliendo del interior del barranco, para continuar tomando el sendero que sale por el margen izquierdo y va ascendiendo hasta permitirnos ver el desfiladero casi a vista de pájaro. Desde este punto, la profunda brecha que se abre ante nosotros, impone y nos habla de la fuerza del agua abriéndose paso entre estas escarpadas paredes de roca caliza.
Solo si disponemos de tiempo y cierta habilidad escaladora podremos remontar por el interior del barranco, es conveniente llevar algo de material básico de escalada, para asegurarse en algunos pasos.

Por el camino accederemos hasta el Puente Natural de Carcalín, reconocido punto de interés geológico, y nos hallaremos, en ese punto, sobre el techo de la bóveda de esta cueva situada en el interior del barranco. Un pequeño rincón de vegetación con fresnos, higueras, adelfas de gran porte… La fuente, ahora, seca, nos habla de un año duro para nuestras montañas.

Desde aquí retrocedemos y salimos a la carretera en dirección de regreso hacia Buñol (de bajada) y al segundo cruce a mano izquierda, retomamos un sendero que desciende y pasa junto a una fuente de la que mana abundante agua, obsequiándonos con un trago fresco.
A partir de aquí nos vamos a encontrar una senda poblada de frondosa vegetación de fresnos, durillos, lentiscos … el camino de bajada se recorre sin apenas darse uno cuenta y de nuevo nos encontramos ya de regreso junto al río Buñol, en el puente que lo cruza.

Con el ánimo recargado por los colores del otoño que ya acaba y con la satisfacción de haber disfrutado en un paisaje sorprendente de este pequeño reducto de bosque autóctono.
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Información El Barranco de Carjal