Duz o Douz, significa la colina verde,...
Duz o Douz, significa la colina verde, y es el útlimo oasis antes de adentrarte en el Sáhara. Cuando llegas por la carretera, dejando atrás el lago salado Chott el Derij, donde todo es blanco, te encuentras con más de 150.000 palmeras que te dan la bienvenida.
Al lado las dunas, la arena, la inmesidad amarilla, salpicada de dromedarios, tumbados, en fila, andando, o esperando a que algún grupo de turistas les monte, vestidos de saharauis, para adentrarse un poco dentro del Sáhara.
Nosotros íbamos con un amigo de Túnez, así que de buena mañana nos apareció con un chico y seis dromedarios, sin silla y sin manta, para hacer un recorrido solos y fuera de las rutas que hacían los demás.
Subir fue una aventura, eran dromedarios propios, el medio de transporte de aquella familia y no estaban acostumbrados a que los montara gente diferente a sus dueños. Así que una vez conseguida la odisea de subirnos, nos adentramos en el Sáhara.
Era casi de madrugada, así que mientras avanzábamos se iba haciendo de día, y el mar de dunas iba cambiando de textura y de color. Mohamed, el chico que nos acompañaba, nos empezó a contar, a través de nuestro amigo (no hablaba nada más que árabe) la concentración de pueblos que hacen cada año en el corazón del Sáhara, y nos invita para el siguiente año.
Pasamos por pequeños oasis con palmeras donde paramos a comer, o a tomar un té, o simplemente a correr descalzos por alguna duna , y así durante 8 maravillosas horas, que hicieron que al día siguiente casi no pudiéramos andar.
Lo más fuerte, es que Mohamed se tomó nuestros teléfonos por si encontraba un quad para el día siguiente, ya que no había ninguno disponible en todo douz. No nos llamó, pero al año siguiente me llamaron al móvil desde Túnez y era él, para ver si aceptabámos la invitación al corazón del Sáhara que nos había hecho el año pasado.
Túnez tiene de todo, pero yo me quedo con su gente, su amabilidad, su disposición, su humildad, con todo.
No me acuerdo donde íbamos, pero en nuestro recorrido desde Monastir al sur, nuestro amigo paró en una especie de aldea pq dijo que allí probaríamos la mejor leche de cabra del mundo. Era una alde de no más de 30 personas. Los niños empezaron a correr para avisar de que habíamos parado. Los hombres iban con túnicas y palestinos y nos recibió uno rodeado por el resto de los vecinos.
Mi amigo le dijo que era de Túnez, que vivía en España y que éramos sus amigos y que sabía que por esa zona se podía tomar la mejor leche del mundo. Pues, alucinar, nos dijo que las cabras estaban todas paciendo fuera del pueblo, pero que gustoso nos invitaba a tomar un té en su casa.
Y allí estabámos sentados en su mesa, ofreciendonos lo que quisieramos, rodeados de el resto del pueblo que también entró en la casa. Teníamos que irnos porqué su mujer ya estaba dispuesta a prepararnos un cous-cous picante.
Me quedó con eso, con su gente. Ah! Y con los dátiles de Douz, creo que los mejores del mundo
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