Las fotos son de un viaje solidario a los campos de refugiados saharauis realizado en marzo del 2008.
Es un sitio que tiene mucho que fotografiar, pero hay que tener cuidado con las tormentas de arena si no quieres quedarte sin cámara.
Fue una experiencia increíble, pasamos 2 días en el desierto del Sahara Marroquí en el que conocimos a un grupo de Touaregs y pudimos dormir en su campamento. Estar rodeada esa inmensidad de desierto fue maravilloso.
Si alguien ama el desierto tanto como yo les recomiendo esta experiencia pues no tiene desperdicio.
Los dos camiones avanzaban lentamente por el Gran Erg. Nuestro destino era el delta del Níger pero para llegar hasta allí debíamos atravesar este gran arenal y cada día nos enfrentábamos a numerosos percances. La puesta de sol era un momento sagrado. Desde lo alto de la duna lo veíamos desaparecer a poniente, aplaudíamos por las imágenes que nos regalaba las cuales se quedaban grabadas en nuestra retina y en el material sensible de las cámaras fotográficas. El grupo era muy heterogéneo pero por suerte cada uno encontraba con quién compartir mejor aquellos momentos. Cuando las sombras invadían el improvisado campamento mis manos se deslizaban sobre una piel sensible, casi tanto como las arenas de aquél frágil espacio.
Festival del desierto en Tombouctou, Mali. Cuatro días de festival de música africana. Durmiendo bajo las estrellas, comiendo manjares exquisitos, escuchando música y ritmos del desierto. Y compartiendo el día a día con sus habitantes: Los Tuaregs y sus camellos. Mágico!
El camino es una fotografía que parte de mi aventura por el desierto del Sáhara, en donde pude disfrutar de los valores más humanos y de los cuentos de noche más reveladores, desdeñando por un tiempo que parecía no correr las obligaciones del mundo moderno.
Una experiencia única, paseo en dromedario por las dunas, ver el atardecer y convivir con un pueblo bereber.
Aunque árido y desértico....
si miras de cerca...
descubres...que en el desierto....
hay mucha VIDA!!!!
Impresionante relajación en la puesta de sol.
Ruta en dromedario por las dunas del fantástico Sahara, una experiencia inolvidable. Un paisaje lunar anaranjado y solitario en el que puedes pasar horas hipnotizado observando como las dunas cambian de color dependiendo de la luz del sol.
