Tras llevar toda la mañana pateando ...
Tras llevar toda la mañana pateando Sevilla, y habiendo visto la Catedral, la Giralda y los Reales Alcázares (por fuera), estábamos agotadas y buscábamos un sitio cercano donde comer y sentarnos a descansar un rato, así que nos adentramos en el popular Barrio de Santa Cruz, que quedaba cerca, siguiendo y bordeando la muralla que parte del Alcázar. La verdad, este barrio tiene un encanto especial, con sus casas típicas andaluzas, llenas de flores en sus balcones, callejuelas estrechas donde casi se junta un edificio con el de enfrente, pequeñas plazoletas y patios con naranjos que dan ese olor característico de Sevilla, el azahar... Perderse un rato por esta zona es una maravilla que ningún visitante se debería perder, especialmente en primavera.