Jorge AC
Una de las cuatro joyas del grupo
Daikokú se enfoca en proveer una experiencia sobria, quizá espartana, alejada de lo pretencioso de otros restaurantes japoneses con chefs estrella. El resultado, es comida de primera, fresca y rebozante, con la privacidad de la mesas separadas y la amplitud del lugar. Desde la berengena acitronada, atún sellado, cangrejo empanizado y sake caliente, todo estuvo delicioso. La falla, aparente más no fatal, es que algunos meseros eran nuevos, y estaban visiblemente sobrecargados de trabajo, pero los jefes de meseros supieron poner orden de inmediato. En verdad que no tuve una queja de la comida, la cual fue basta incluso en las entradas.
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