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Cuzco

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53 opiniones sobre Cuzco

Dan ganas de volver a Cusco ...

Dan ganas de volver a Cusco aún mientras estás allí... sus callecitas pintorescas, el sol caliente durante el día y las frías noches, su gente amable, y sencilla, sus coloridas calles, sus comidas típicas, ...
Estuve dos días en Cusco aclimatándome para el camino Inca, la altura se siente apenas caminas unas cuadras, notas que lo haces más lento de lo normal o que te cansas más ..pero te tomas tu tiempo y disfrutas ..total ..nada te apura .. se disfruta el calor del sol en la cara , sentarse a hacer nada en la plaza de armas es espectacular, sólo observar sus fachadas, su gente sus Iglesias ..

Enseguida se acerca alguna vendedora de cosas de plata que te rogara con su vocecita dulce " por favor cómpreme" .. y por más que te niegues es inevitable no comprar aritos , colgantes .. etc..
Adoré sus ensaladas con palta y los tequeños, pasear por la feria de San Pedro es una aventura hermosa, hasta llegar allí desde la plaza unas pocas cuadras , te invaden los olores de la comida frita preparada en la calle, los vendedores, los negocios a ambos lados de la calle...
Cusco es linda, de noche ves las lucecitas encendidas de toda la ciudad desde la plaza que la hacen tan mágica... dan ganas de volver a Cusco .. y sé que volveré...
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En fin, todo era diferente

Cuzco fue sobre todo el origen y la razón de mi viaje. Cuatro meses en Perú, en el llamado ombligo del mundo, donde una vez que vuelves a casa te das cuenta que no son suficientes. Llegué en el avión desde Lima, aterrizas en él pero necesitas mas días para acabar de aterrizar tú. Recuerdo esa sensación, sobre todo las primeras horas, los primeros días de extrañeza. Un mundo paralelo, donde cultura, visiones, esquemas, modos de vida, de hablar, palabras genuinas que solo saben ellos, gastronomía...en fin, todo era diferente. Pero esa sensación fue solo el principio. Esa sensación de querer escapar de ahí duró horas.

Después sentía Cuzco, a su gente, sus costumbres, su historia y absolutamente todo mio. Me sentía en casa, con la sensación de no haber salido de casa. Y eso gracias a todo y todos. Porque al final te das cuenta que por muchas diferencias, somos lo mismo. Tierra, aire, agua y fuego. Es imposible escoger fotos; Cuzco son sensaciones, es pasear por sus calles estrechas, adoquinadas y ver diversas gentes de diversas culturas. Una ciudad especial y energética, con una fuerza salvaje y una esencia que te cautiva y que no querrás soltar nunca. Plaza de Armas, el barrio de San Blas, muy místico, la piedra de los 12 ángulos, el mercado de San Pedro, con vida propia por su colorido, mercados textiles a lo largo de la ciudad, el Templo de la Luna encima de Cuzco, un lugar recomendable para la meditación, el Templo del Sol...son algunos de los rincones mas famosos de la ciudad.
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Cuzco, imprescindible

Según las crónicas, Cuzco o Cusco como lo pronuncian los locales, fue la ciudad habitada más antigua de América y, como capital del Imperio Inca, principal objetivo de los conquistadores españoles. Se dice que su forma original correspondía a la forma de un puma, pero al día de hoy no se aprecia debido a la expansión de la ciudad por las laderas de las montañas de la cordillera incaica que la costriñe.

A 4300 m. de altitud, es necesario al llegar, tener un día de aclimatación sin hacer esfuerzos de ningún tipo, ya que el mal de altura (problemas digestivos, dolor de cabeza y/o pesadez de las extremidades) aparece por falta de oxígeno. Por sus calles se vende e incluso se regalan, hojas de coca, absolutamente recomendables (yo las llevaba en una botella con agua que tomó color ciénaga, pero fui la única que al tomarlas, se libró de estos síntomas); por supuesto, nada que ver con su derivado sintético o cocaína.


La Plaza de Armas es una joya e invita a sentarse y ver pasar la gente, muy variopinta. La Catedral y la iglesia que llaman de La Compañía (de la Compañía de Jesús) presiden la plaza, de forma peraltada. A destacar la calle Hatum Rumiyoq cuyos zócalos de piedra permanecen de la época incaica, y la piedra de los doce ángulos de cortes sorprendentes. Esta calle conduce, subiendo un sin fin de escaleras, al barrio de San Blas, en el que se sitúan la mayoría de tiendas de artesanos, con una placita y una iglesia que presume de un púlpito de madera del más puro estilo cusqueño.

Por último, no me resisto a recomendar comer en cualquiera de las muchas casas de comida cusqueña, de menú del día, cuyo plato principal es una "sopa" que tiene de todo.....muy rico y muy barato......
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Información Cuzco