Como conté, una vez que llegas a Cuchi ...
Como conté, una vez que llegas a Cuchi Corral la tentación de volar (aunque no lo hayas hecho nunca) es enorme. En el lugar –lleno de extranjeros novatos y experimentados- hay varios instructores que trabajan por separado pero están congregados en un mismo grupo al que contactas a través del blog que aparece arriba. O sea que puedes elegir el que más te guste sin problemas. Todos ellos son súper simpáticos, y, sobre todo, dueños de muchísima experiencia. Uno de ellos, Marcos del Río, me explicó en qué consisten las clases y finalmente, logró convencerme de volar con él.
Guauuuuuuu… Cómo explicar la sensación. Nunca tuve miedo, ni siquiera cuando atada al instructor y a su ritmo, tuve que correr por la pista de lanzamiento. Luego fue maravilloso. Los vuelos suelen durar 20 minutos, pero cogimos una corriente de aire ascendente y volamos el doble del tiempo. El aterrizaje fue fabuloso. Nos acercamos describiendo círculos hasta que tocamos tierra junto al río Pintos.
