Creta es una preciosidad.
Estuvimos solo cinco días, pero me habría quedado 50 más. La única vez en mi vida que he estado en playas enormes y absolutamente desiertas. No había nadie. Bueno, alguna que otra cabra.... :)
Recuerdo en especial Lentas. Es un pueblo pequeñito. Fuimos en coche desde Heraklio y el camino, como suele ocurrir en Creta, es catastrófico. Lentas tiene dos playas. Una es la del pueblo, que es sin más. La segunda es una pasada.
Bajando el puerto de montaña, justo antes de entrar en el pueblo, hay una salida a la izquierda. Es un camino terrible. Llegas a pensar "no, no puedo meterme por ahí". Sí, sí puedes. Es un camino de tierra que va bordeando la costa. En algún momento, hay que coger una segunda desviación y subir. Si el anterior camino te había parecido horroroso, éste es peor. Al llegar arriba, a la izquierda hay una hondonada pequeñita. Se aparca ahí y se empieza a bajar andando.
Al final del día, llegaron unos ricachones en yate, así que igual en agosto no está tan vacía (nosotras estuvimos en junio).
Es un pequeño rincón. En el camino hacia allí nos perdimos unas cuantas veces, pero preguntamos a gente que vivía en las cercanías (había unos cuantos alemanes que se habían construido chalets por la zona) y no conocían la playa. Por eso, por lo difícil de encontrar, es una zona tan especial. Pero merece la pena meterse con el coche por esos caminos para llegar hasta allí.
Como esta playa de Lentas, en Creta hay montones. Solo hay que huir de las zonas hiper-pobladas de turistas y es un lugar para descubrir. Espero volver.

