Iria Sabela Crespo
Un poquito de Londres
Cornelia and Co. respira un aire British muy cool por todos sus rincones. Sin duda, han entendido muy bien la última tendencia gastronómica de Londres: recuperar la tradición de los foodhalls, y la han traído a Barcelona para que podamos vivir esta experiencia aquí.
Los foodhalls son supermercados de comida fresca, orgánica y tradicional en los que aparte de comprar como en un supermercado y llevarte comida preparada, tienes la opción de degustar allí mismo los platos que preparan al momento con los ingredientes y productos que están a la venta.
Con esta propuesta, Cornelia and Co. amplia la experiencia en el espacio de la tienda y nos ofrece algo más que lo que podría ofrecer un supermercado tradicional o una tienda delicatessen o gourmet.
En Cornelia and Co. no sólo puedes comprar en la panadería-pastelería sino que también puedes sentarte a comer tan deliciosos postres y panes allí mismo y degustarlos con un café espresso o con una selección de tés. Además, no sólo puedes comprar los mejores embutidos de Europa sino que también puedes comer allí mismo diferentes platos elaborados con estos embutidos. También puedes comprar fruta fresca, comida japonesa hecha al momento, productos delicatessen o un buen vino. Que por supuesto, puedes tomar allí mismo.
Todas estas propuestas gastronómicas, distribuidas en rincones, quedan bajo el mismo espacio del establecimiento, que no tiene divisiones arquitectónicas, con una zona amplia de mesas y sillas, todas diferentes; y con un diseño que respira campo y naturaleza.
De hecho parece que al entrar allí no sólo nos traslademos a los foodhalls del Londres actual sino también tengamos la posibilidad de imaginarnos qué cosas compraríamos para pasar una tarde de picnic en la campiña inglesa. De hecho, Cornelia and Co. se define a si misma como The Daily Picnic Store, y tiene cestas en una de las entradas que parece querer decirnos que vivamos la experiencia de comprar comida para degustarla como si estuviéramos en plena naturaleza.
Me encanta el sitio porque además los rincones van cogiendo protagonismo según la hora del día que vayas al establecimiento. Si vas a la mañana o a la tarde, el ambiente es de pastelería y cafetería. Si vas a la hora de comer o cenar, el ambiente es muy distinto. Parece un sitio de vinos y tapas, y comida orgánica. Con lo que da la sensación de dinamismo y rotación de espacios, aunque realmente nada se mueve de su sitio. El movimiento lo crea la gente que entra, de distintos perfiles, y buscando distintas cosas según la hora del día.
Es toda una experiencia. De lo más agradable que he vivido últimamente en un establecimiento!
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