Hay pocos sitios en los que se pueden...
Hay pocos sitios en los que se pueden apreciar tres iglesias románicas tan magníficas y con tan poca distancia entre ellas, y es que entre iglesia e iglesia apenas hay una distancia de 20 metros.
Es sorprendente constatar como están de juntas las iglesias, da la sensación de que las hayan trasladado y hayan sido puestas caprichosamente una al lado de la otra, pero no es así. Llevan juntas desde hace siglos, no en vano Terrassa, la antigua Egara había sido sede episcopal de gran importancia.
Una vez dentro del recinto, justo delante de nosotros vemos la iglesia de estilo visigótico con añadiduras prerrománicas y románicas; a la izquierda de ésta encontramos Sant Pere, con su caracterísitca planta rectangular de una sola nave, y a mano derecha vemos la iglesia de Sant María, de estilo románico lombardo.
El recinto, al estar relativamente aislado y en una zona tranquila de Terrassa, respira calma y paz por doquier por lo que el paseo y la contemplación de estas maravillas se hace aún más agradable.
Como es lógico, al lado de las iglesias estaban los cementerios y con la remodelación han cambiado el pavimento y marcado con una especie de cristal translúcido la situación de cada tumba, la mayoría de ellas antropomórficas.
Al poco de estar yo paseando por el conjunto, entraron nuevos visitantes, preguntándose como yo si aquello estaba cerrado o no. Finalmente salió el responsable de las obras y decidió regalarnos con una pequeña visita guiada. Sacó unas enormes llaves y nos dijo amablemente que le siguiéramos; primero nos abrió las puertas de Sant Miquel, pudiendo admirar su bello interior en donde destaca una especie de baptisterio típico del prerrománico, así como la cripta inferior. Luego nos llevío a Sant Pere, en donde admiramos su alta nave y las bellísimas pinturas góticas que alberga, así como su ábise trilobulado de un románico puro.
Una visita imprescindible a apenas 25 kilómetros de Barcelona


