Seis antiguas puertas tiene Ciudad...
Seis antiguas puertas tiene Ciudad Rodrigo: La de la Colada, que lleva las aguas pluviales al río, la del Sol, que baja directo desde la Plaza Mayor, la de Santiago, la del Conde, la de Amayuelas, y la Santa Cruz. Unas de exquisita factura, otras más humildes, todas guardan los accesos que a lo largo de dos kilómetros de gruesas murallas –reconstruidas en el siglo XVIII- conducen al interior de la villa. Al recorrer sus calles empedradas -unas oscuras y silenciosas, donde sólo entra el sol del mediodía; otras anchas, inundadas de luz y de sonidos, uno no puede más que pensar que Ciudad Rodrigo es una maravillosa joya arquitectónica. Piedra magistralmente tallada color miel, portadas y blasones, torres y cúpulas, se asoman en las fachadas de preciosos palacios como el de los Castro, el de los Águila o el de los Vázquez. Sin duda, el edificio más emblemático es la Catedral, un templo románico de transición al gótico con soberbias portadas y un interior que vale la pena visitar. El coro del siglo XV, sus dos órganos, y el bellísimo claustro, construido entre los siglos XIV y XVI, están considerados consumadas obras de arte.