El cine, como antes (y más)
El cine Raj Mandir es una visita obligada para todo aquel que visite la capital de Rajasthán y quiera llevarse a casa una experiencia para recordar toda la vida, fuera de las visitas a los palacios de sus maharajás.
Recuerdo mi visita a este lugar porque fue al poco de llegar a India, un día que no estaba especialmente de buen humor, ya que la soledad y el choque de emociones de los primeros días habían causado estragos en mi ánimo. Llegué al cine con la intención de evadirme un poco y mezclarme con la gente de la ciudad en un contexto algo diferente al de las aglomeraciones de los mercados... y vaya si lo conseguí.
Como sabéis, el cine en India es, más que una industria, un pilar fundamental de su cultura. Y el cine Raj Mandir, el mejor lugar donde ver vuestra primera (y seguramente, larguísima) película de Bollywood.
No es un cine cualquiera: se trata del cine más grande y hermoso de India, y está decorado de tal forma que aún conserva la antigua grandeza que los teatros donde antaño se proyectaban las películas, cuando éstas eran consideradas todo un espectáculo.
En un lugar así (y a pesar de que este cine es considerado una atracción turística más, y por tanto, coincidir con algún otro viajero en la sesión es bastante común) es difícil no llamar la atención. Así, los acomodadores querrán hacerse fotos con vosotros o que les fotografiéis, y al entrar en su enorme sala, decenas de ojos se volverán para miraros.
Pero será por poco tiempo. Al comenzar la película, los espectadores se sumergen en ella de tal forma, que incluso cantan y bailan encima de los asientos, acompañando a los actores. Algo que yo jamás he visto en ningún otro lugar, pero que en India es lo más normal del mundo.
Ir al cine en India es, en definitiva, algo que no hay que perderse. Y si es en el Raj Mandir de Jaipur, mucho mejor. ¡Os aseguro que a mí me animó el día!


