Bubble tea
Beber Bubble Tea en el barrio chino de Montréal.
El “Bubble tea” es una de las cosas que más echo de menos en Europa. Pese a su origen tailandès, lo conozco porque es una bebida muy popular en norte américa que se suele comprar para llevar en establecimientos de comida asiática.
Pese a su nombre, el “bubble tea”, no tiene ni burbujas ni tè en muchas ocasiones. Se trata de una bebida parecida al batido que preparan con sabores diversos (litchi, kiwi, fresa, coco...) sobre una base de leche, a veces también con tè al que añaden perlas de tapioca negra. Estas perlas, bolitas de color negro, son lo que hace del bubble tea una bebida especial, ya que tienen una textura muy curiosa parecida a la de un chicle y se absorben desde el fondo del vaso con una pajita especialmente gruesa que las deja pasar una a una. Cuando se atrapa una de estas bolitas, se tiene que masticar un rato y mientras se va sorbiendo el resto de la bebida.
Lo descubrí por casualidad en un centro comercial de Ottawa, en un lugar de “fast-food” japonés sin ningún interés en particular y me inicié a ella probándola en diferentes lugares de Canadá y Estados Unidos.
Pero sin duda alguna, los sitios más auténticos dónde la he probado es en el China Town de Montréal.
Hay diversas direcciones y lugares dónde se puebe ir a tomar bubble tea en Montreal e incluso hay cadenas (como “Bubble Tease”) pero la que se ve en las fotos es un lugar dónde únicamente hay chinos y aunque el lugar tenga un aspecto un poco cutre, vale la pena vivir la experiencia por ser muy genuina.
El lugar se llama L2 y uno tiene que saber muy bien dónde está para encontrarlo ya que antes era un café internet y el aspecto “bar” queda un poco disfrazado. Está en el número 71 de la calle De La Gauchetière Ouest, que es una perpendicular a Saint Laurent (calle principal del China Town montrealés).
La puerta del local está en frente de una plaza dónde hay un pequeño templo Chino y se reconoce que es el L2 porqué hay pósters don fotos de bubble tea pegados en alguna pared. Hay que abrir esa puerta y subir una planta por unas escaleras.
Una vez arriba, se recomienda comunicar con los camareros por gestos ya que dominar el inglés y el francés parece algo lejos de su alcance.
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