Adolfo Portillo
Paz y silencio en medio de Hong Kong
Dentro de la ciudad más poblada del mundo, en uno de sus barrios más turísticos y vibrantes, puedes encontrar este maravilloso remanso de paz y silencio. Construido casi en su totalidad en madera (sin utilizar ni un solo clavo) y siguiendo los preceptos de feng shui, el templo esta plagado de bellos y tranquilos jardines por los que pasear.
Mientras lo recorres,el olor a incienso lo inunda todo,y los mantras que se escuchan desde las estancias te transportan a otro tiempo. El espejismo sólo lo rompe, los impresionantes rascacielos típicos de Hong Kong, que se ven desde el patio principal.
Los salones del templo y el jardín chino en frente del convento está abierto al público todos los días sin costo alguno.
Para llegar hay que bajarse en la parada Diamond Hill de la línea verde del Mtr de Hong Kong. Luego simplemente hay que seguir los letreros en la calle.


