Vivir descalzo
Llevo muchos años viajando y he estado en varios sitios similares a Che Shale. Se diferencian del resto porque puedes estar todo el tiempo que pases en ellos, sin calzarte, y no solo no echas de menos lo contrario sino que si incumples ese hábito, te encuentras raro. Cuando un lugar está íntegramente construido sobre arena blanca de playa, hay que vivir descalzo.
Otra cosa bien diferente es cómo esos sitios te hacen sentir. En eso creo que Che Shale está en el top 3 de mi mapa del mundo. Y lo está principalmente gracias a sus propietarios, Justin e Isabel, que te hacen sentir en casa desde que llegas. Si además te gusta escuchar historias, Justin es un gran contador y tanto él como su familia, que llegaron a Kenia hace tres generaciones, tienen mucho que compartir.
Pero además Che Shale cuenta con el abrigo de una exquisita arquitectura local, con materiales de aquí, modesta pero que te envuelve y te hace parte del sitio. Un buen talonario no siempre es suficiente para conseguir este efecto, logrado a base de cuidar los detalles con más mimo que otra cosa.
Por otro lado Che Shale ofrece una excelente cocina en la que predominan los mariscos que ofrece el mar que tenemos siempre en frente. Justin además tiene un criadero de cangrejos con alguna especie única en África.
Y si el libro que te has traído no es suficiente, o correr por la playa te aburre, siempre te queda hacer kitesurf (Che Shale tiene todo lo necesario), alquilar el barco de Justin para hacer pesca deportiva, darte un masaje o incluso, hablar con el resto de personajes que deambulan por esta zona del mundo.
Por cierto, el wifi es lento, pero qué más da.