Elegancia y fe
Me encantan las catedrales italianas porque parecen iglesias, sobre todo las de los pueblos o ciudades pequeñas. Parece que no les ha llegado la vanidad de sus hermanas de más empaque, o igual es que son menos coquetas...sólo Dios lo sabe.
Si que está claro que para los amantes de Italia como yo, descubrir maravillas en ruta es siempre un aliciente para continuar adorando el arte y la cultura del país, y aunque estaba en mis planes esta preciosidad renacentista, nunca la sorpresa es poca cuando la encontramos al final de una calle que parece un escenario de cartón piedra.
Y si preguntamos por su historia, vemos que desde siempre fue lugar de culto, aunque pagano al principio, ya que bajo ella aún hay restos de un templo a Hércules, sacralizado luego por una iglesia construida en nombre de San Lorenzo y que posteriormente fue destruida para levantar la actual catedral. Tres estratos para tres historias.