El origen de Derry
No suele estar en los planes de los visitantes de Londonderry, ya que se encuentra un poco alejada del centro, de las murallas que tanto gustan a los que llegan hasta esta ciudad de Irlanda del Norte, y es una pena.
Debo decir que tampoco estaba en nuestros planes visitarla, pero como estaba muy cerca de nuestro alojamiento, un Bed and Breakfast cómodo del que hablaré en otra ocasión, nos acercamos a visitarla justo antes de seguir nuestro camino.
E hicimos bien, ya que según se cuenta, al margen de la belleza del templo, la carga histórica para los habitantes de Derry es altísima, ya que los anales de la ciudad sitúan el origen de la ciudad en el antiguo monasterio que se encontraba justo al lado de donde hoy se levanta la iglesia, un altozano desde donde se domina una preciosa panorámica de la ciudad.
Construida en granito y siguiendo las directrices del más puro estilo neogótico, la nave de 10 metros de ancho y 49 de largo, está completamente decorada con preciosas vidirieras que dejan pasar un raudal de luz que hace brillar cada piedra y cada tesoro del interior. Reliquias, pequeñas capillas de culto católico, preciosos retablos que trepan hasta lo más alto y sobre todo una maravillosa sensación de paz y silencio.
Fuera nos espera la torre de 78 metros de altura completada en 1903 debido a la falta de financiación con una estatua de San Eugenio ocupando un nicho encima de las puertas de la entrada principal. Las campanas todavía suenan cada noche a las 21:00 como recordatorio de las leyes penales que prohibían a los católicos asistir a misa y avisándolos con este toque de queda a recluirse en sus casas bajo pena de encierro.
A un lado vemos la gruta que se levantó en los terrenos de la catedral en 1928 en memoria del obispo McHugh, organizador de la primera peregrinación a Lourdes de irlandeses católicos para visitar a la Virgen del mismo nombre de la que era gran devoto.


