La decisión de San Patricio.
Cuenta la tradición que San Patricio utilizaba un pozo cercano al lugar donde hoy se levanta la catedral para bautizar a los conversos al cristianismo y que fue ese punto concreto donde se erigió una pequeña iglesia, próxima al corazón de Dublín, con el fin de marcarlo como espacio sagrado.
Desde que se construyó la actual iglesia sobre la anterior, en 1220, el edificio ha sufrido ataques por causas de guerras, revoluciones y una reforma religiosa que lo cambió casi por completo.
Quizá haya sido todo esto lo que la haya convertido en un universo de perenne belleza y de un incalculable valor intrínseco.
Un valor que le viene dado por cada gramo de cada elemento que la embellece y le da lustre con el paso de cada año. No tenemos sino que fijarnos en que por todas partes encontramos elementos que nos hablan de su antigüedad, como las lápidas paleocristianas con más de mil años encastradas en sus paredes y suelos y que demuestran que el emplazamiento era usado con anterioridad a la construcción de la Catedral.
Esculturas como la del Marqués de Buckingham primer Gran Maestre de la Orden de Caballeros de San Patricio, que es la más valiosa del país por su inmenso realismo, su contenido histórico y la pureza de su mármol, o una extraña estatua de San Patricio cuya cabeza se remonta al siglo XIII, su cuerpo al XVII, y la base al XIX, son sólo dos elementos que nos dan una idea del inconmensurable valor de los tesoros de la Catedral.
Pero aquí no acaba la cosa, ya que el archiconocido Jonathan Swift, autor de "Los Viajes de Gulliver" predicaba aquí en largas homilías en contra de la injusticia social, y por ello y por su ingenio como escritor, fue enterrado en el suelo de la catedral, en un punto marcado por una placa, que no se nos puede escapar bajo ningún concepto.
Y del suelo miramos al techo, ya que las banderas que penden de él recuerdan a los regimientos irlandeses del Ejército Británico y sus colores van difuminándose lentamente con el paso del tiempo, en homenaje a todos los que lucharon por la causa.
Y podríamos seguir enumerando los infinitos atractivos de la Catedral, pero tenemos que seguir camino, así que nos quedamos con la idea de que no sólo hemos estado en un templo, en un lugar de recogimiento y oración, sino que también hemos visitado un lugar de aprendizaje, ya que conforma un microcosmos de historia irlandesa repleta de historias que inspiran sueños recuerdos.


