Roberto Gonzalez
La señorial villa de Cabra
Romana, árabe y cristiana, fue entregada por Juan II mediante pacto con sus habitantes, quienes continuaron viviendo en ella y conservando su religión y costumbres A Diego Fernández, primer Conde de Cabra, quién fundó en ella su señorío.
A la cabeza de la sociedad de Cabra, los sucesivos condes capean pestes y enfermedades, sequías e inundaciones, que frenan la expansión de la ciudad.
Desde lo alto de la Villa Vieja, el castillo-palacio de los Condes de Cabra, actual colegio de las Madres Escolapias, fue durante la guerra civil cuartelillo de la Benemérita, después acogió a los legionarios italianos para más tarde ser usado como hospital de campaña.
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