El gemelo de la ópera de París
Pues si, son gemelos e hijos del mismo padre, el genial Charles Garnier, que terminó de levantarlo en 1878.
Rápidamente se convirtió en uno de los símbolos inmortales de Mónaco, meta y anhelo preferido por los más ricos de Europa, América y últimamente de la nueva aristocracia rusa, un salón urbano y una feria de las vanidades sin parangón en todo el mundo.
Pero ya antes, en 1866, llegan los cambios al principado. El antiguo casino finalmente da ganancias suficientes para sanear la maltrecha economía del país y entrar directamente en la era moderna. Todo cambia, llega la nobleza de otras naciones y se hace necesario ampliar el casino. ¿Pero para qué ampliar si se puede hacer uno nuevo, refulgente como un diamante, dorado como el más puro oro?
Garnier diseñó el que quizá sea su edificio más emblemático tras la ópera parisina.