Un recorrido entre sombras y rayos de sol escuchando el agua
La Villa de Penela es una Villa con historia, con sus casas construidas a lo largo de la falda de un monte, coronada en la parte superior por un castillo medieval.
Allí paramos a almorzar un poco por casualidad pues se encuentra a unos 30 km de Coimbra, junto a la carretera y autopista que une esta ciudad con Tomar. Después de comer dimos un paseo por el castillo, subiendo a la muralla y como allí celebran en verano una feria medieval tiene varias reproducciones en madera, incluso de una catapulta en tamaño real.
En el restaurante nos dieron información de la comarca y así nos enteramos que muy cerca había una ruta a lo largo de la garganta de un río que conducía finalmente a una cascada llamada Pedra Ferida. Por las fotos parecía un sitio sugerente, así que siguiendo las indicaciones nos dirigimos al pueblo vecino de Espinhal y allí después de la ermita cogimos una carretera estrecha que nos iba introduciendo en un paisaje de montaña. Finalmente, había que dejar el coche en un parking y seguir por un sendero que nos iba introduciendo en la garganta de un río (Riviera da Azenha), con un bosque de ribera y numerosos helechos. Al principio, a medida que subíamos el curso del río, el camino era fácil, íbamos subiendo suavemente entre sombras y rayos de sol que atravesaban el dosel vegetal, escuchando el agradable sonido del agua correr. Pasados unos 20 minutos llegamos a unas pozas de agua helada y cristalina y desde allí la cosa se puso un poco más difícil pues había que ir subiendo, trepando algunas veces por las rocas y algunas veces con barro. No era un camino demasiado difícil, pero para decir verdad no íbamos preparados.