Cristina E Lozano
Ni pa ti, ni pa mi
La isla de Malta está llena de edificios curiosos pero este llamó poderosamente mi atención. ¿Por qué? Porque su fachadas está tratada como si fueran dos, como si los vecinos hubieran dicho “yo la quiero tostada, pues yo blanca” y, ante la imposibilidad de llegar a acuerdo alguno, hubieran decidido proceder a antojo.
La fachada de su planta baja ha quedado claramente diferenciada por la pintura blanca que tiñe su parte derecha mientras que, su zona izquierda, aún deja ver el color natural de la piedra. En el piso superior pasa lo mismo pero con las balconadas: los de la izquierda la querían oscura y, los de la derecha, clara.
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