Excelente relación calidad-precio
Nos lo recomendó el aparcacoches de uno de los parkings del pueblo, era sábado, día de rastro y como siempre todo estaba a rebosar.
Lo encontramos en el centro del pueblo, y solo quedaba una mesa en el interior. La decoración es rústica, con manteles de cuadros, como una casa de comidas de toda la vida, eso sí muy concurrida.
El menú vale 12 euros sin bebidas, lástima que el cous cous se había acabado, no obstante los higaditos al jerez o la ensalada estuvieron bien, y el cordero a la miel delicioso, los pescados mejorables.
Simpática atención por parte del "chisposo" dueño y un vaso de mistela para acabar.