Una capilla de difícil construcción
Lo más llamativo de la pequeña capilla del Buen Suceso es el difícil lugar donde fue construida, como encajada en el entramado urbano de la villa, en una estrechísima callejuela muy empinada. Tiene dos lados totalmente adosados a otras construcciones.
Fue levantada en el siglo XVI en el antiguo barrio de los balleneros. Es de tamaño muy reducido y no se puede entrar a ella, pero puede verse su interior desde la celosía que cubre la entrada.
Lo más destacable, aparte del estandarte de la cofradía, es un retablo barroco policromado fechado en 1.667 y realizado por Luis Fernández de la Vega (que también realizó el de la Capilla de San José).