Una historia interesante que quedó sólo en el recuerdo y la práctica procesional!!!
En esta Capilla del siglo XVII, anexa a Santa María La Mayor, fue construida para venerar las 24 formas consagradas cuya tradición que se origina hace más de 400 años, época en cristianos, judíos y moros, convivían en España hasta que los dos últimos fueran expulsados. Un día acudió a confesarse a la Iglesia de los Jesuitas un morisco que dijo haber rescatado de la profanación las hostias que llevaba. Profanación que venían haciendo en diferentes iglesias y sintiéndose arrepentido por ello logró rescatar veinticuatro las que envolvió en un pañuelo y las entregó al sacerdote. Fueron muchas las objeciones a las que se sintieron sometidos quienes debían decidir qué hacer con ellas y ante el temor de que estuviesen consagradas, tal como lo había confirmado el moro, resolvieron guardarlas en una caja de plata, dejándola junto a otras reliquias en el altar mayor esperando que el pasar de tiempo las fuera destruyendo.