Hubo dos cosas impresionantes de este...
Hubo dos cosas impresionantes de este descenso de cañones. La primera es que mezclan el descenso clásico de cañones en el que se incluyen partes de rapelado con tirolinas, alguna de hasta 70 metros de altura. Es una nueva dimensión para el vértigo, empezar a rapelar para acabar saltando por una tirolina en el mismo momento.
El enclave no podía ser más alucinante, pura selva cerrada en uno de las zonas colindantes del volcán Arenal. La experiencia se completó con una lluvia torrencial que nos acompañó en el tramo final del recorrido, lo que la hizo memorable, especialmente en la última tirolina.