El pequeño gran canal
Erlington es un canal corto, tan sólo recorre unos 1.300 metros pero su importancia reside, o más bien residió en que permitía la conexión entre el lago Corrib y la bahía de Galway.
Fue construido por los comisionados de Fomento entre 1848 y 1852 con la idea de esa unión y la de alimentar los numerosos molinos que en aquel entonces convertían el grano en fina harina con la que alimentar a la creciente población de la ciudad.
El canal era una obra de gran utilidad al drenar y regular las aguas sobrantes del lago, permitiendo la entrada del mar. También contribuyó a la instalación de grandes turbinas que contribuyeron al desarrollo de la incipiente Revolución Industrial, la edificación en su desembocadura de pequeños astilleros que construían barcos de vapor, la ordenación del alcantarillado (lo que favoreció las condiciones de salubridad de Galway) y lo que es más importante, una vía navegable que convirtió esos 1.300 metros en una nueva carretera acuática que facilitaba el transporte de hombres y mercancía.