Mejor nombre imposible!!!
Este viaje, que como ya les contará no fue para nada programado, ha sido algo realmente soberbio y confirma mi idea que muchas de las cosas de este tipo que emprendemos, si son sorpresivas es cuando mejor resultan. Fue así que después del desayuno en Puerto Vacas, lugar en el que cenamos y pasamos la noche, nos encontramos ya casi de regreso, felicitándonos por habernos “tirado al agua”. Era el único modo de emprender el viaje Rumbo al Upsala , conocer el Glaciar Seco y continuar Rumbo al Glaciar Spegazzini sin siquiera tenerlo pensado. También impensado fue navegar por este canal de aguas azul turquesa, en el que los témpanos de variados tamaños cual “pequeños” iceberg se cruzaban al paso de la embarcación, desprendidos con mayor o menor estrépito de los glaciares que habíamos visto cuyo sonido nos hacia estremecer de emoción hasta las lágrimas, y nuestras cámaras no dejaban de disparar.