Relax y encanto
Un pueblo encantador y sorprendente. Túneles, minas, casas de colores. Sus gentes amables. Se puede ir en familia y a disfrutar. El hotel Camino Real el mejor. El chef inigualable, todo de primera calidad y exquisitamente elaborado. Las habitaciones cómodas y un amplio jardín con piscina. Tranquilo pero cercano al centro si se quiere marcha. Ya he vuelto cuatro veces.