Asilah

Asilah o Arzila es un precioso pueblo de casitas blanquiazules que se encuentra a tiro de piedra de Tánger, a tan solo 32 kilómetros que pueden salvarse cómodamente en tren o, más cómodamente aún, en coche (hasta allí te llevan los taxis de la ciudad sin problema). Es un pueblo tranquilo, de poco más de 10.000 habitantes, razón por la que sirve de campo base a muchos artistas de este y de otros continentes.

Aunque cualquier momento es bueno para visitar este enclave costero de origen fenicio hermanado con la portuguesa Sintra, es en verano cuando el lugar está más animado, especialmente si coincide con la celebración de alguno de sus festivales culturales. De hecho, en un evento de este tipo, la afluencia de visitantes y turistas de larga estancia puede multiplicar la población por 10.

La Arcila española es una de las ciudades mejor cuidadas de Marruecos. Su medina es pequeña pero preciosa, con sus casas encaladas y sus puertas y ventanas pintadas de verde o de azul.

En su extremo suroccidental numerosos ciudadanos se acercan a disfrutar de sus inolvidables puestas de sol y algunos jóvenes se zambullen en el mar que golpea sus paredes desde una altura superior a los 50 m.

Asilah tiene un litoral donde encontramos playas de arena dorada, prácticamente vírgenes todas ellas, sin apenas edificación en su entorno y en su alrededor, arena muy fina dorada, aguas limpias y poco concurridas, además de estar en un entorno aislado por completo.

Nuestro recorrido por las playas de Asilah lo iniciamos en la Playa de la localidad, la playa urbana, unos 6 kilómetros de arena dorada con una alta afluencia de público, una playa donde la localidad entera se refresca, y donde en verano hay distintos tipos de servicios, entre los que destacan los socorristas. La Playa de Asilah es urbana, y recuerde que está en Marruecos, por lo que se desaconseja ir con bikini o hacer toples, no es una práctica muy bien vista en esta zona.

Visitamos Assilah en nuestro viaje en grupo a Marruecos. En cuanto la pisamos nos encantó por sus casas blancas y puertas azules, y la influencia de la cultura mediterránea mezclada con la marroquí, una combinación perfecta. Su medina está amurallada y es una de las más atractivas y acogedoras del país. Es ta pequeña ciudad merece la pena tanto por su comida como sus habitantes, pues al ser hasta 1956 ciudad española, fue fácil comunicarse con ellos. Sus playas vírgenes son todo un espectáculo.

Las calles de assilah son llenas de colores vivos , huele comidas a especias , leña quemada utilizada en las panaderías , baños turcos para calentarlos y calentar agua, ............ Y mucho más