Bello pueblo blanco alicantino.
Para los que vivimos en una gran metrópoli, el callejear en época invernal por este pueblo lleno de paz, de tranquilidad y de sosiego, es insuflar al cuerpo y a la mente una sensación muy placentera. El único "pero" son sus cuestas, que hay que estar con un nivel aceptable de entrenamiento para no ir con la lengua fuera.