Un destino que cambiará, así que vete pronto
El largo camino desde Uribia en camión, parte por carretera, pero una buena parte también por pistas de arena y tierra, te va preparando para lo que te encuentras al llegar al Cabo de la Vela y haces los últimos kilómetros por la playa, y lo que te encuentras es un lugar absolutamente mágico, con una energía muy especial, de hecho es un lugar sagrado para los Wayuu, llamado Jepirra.
El cabo de la Vela todavía no dispone de las comodidades de un lugar turístico, la electricidad es por generador, no hay hoteles, y las infraestructuras son básicas, pero para los que amamos la naturaleza es un paraíso, ya que dormir en una hamaca en la playa mecido por la brisa del Caribe y bajo un dosel con millones de estrellas es mucho más valioso que cualquier hotel de lujo.
Si además le añades que la comida, con pescado y marisco traído directamente del mar, es deliciosa, y que la cerveza está helada, servida en pequeños chiringuitos de madera al borde del mar cuyos propietarios son indios wayuu, la felicidad es plena.
En el Cabo de la Vela ya hay escuelas de kitesurf y surf y poco a poco van llegando las comodidades. El día que terminen de asfaltar la carretera este estilo de vida seguro que desaparece, así que vete a la Guajira colombiana y al Cabo de la Vela lo antes posible