El servicio es desenfadado pero correcto
Es una tasca, pequeña, con un horno de leña nada más entrar.
Vamos a lo bueno. He estado dos veces. He probado las croquetas, of course, y las que más me gustan son las de pollo rustido. Además, patatas fritas que pedimos con salsa espinaler casera (a base de pimentón, vinagre, aceite, fumet de pescado y limón).
Ya sabéis lo que me gustan los contrastes, y la mezcla grasa de las patatas fritas y el ácido de la salsa es adictiva.
Fuimos 4, pedimos 4 butifarras (jocariestoygorda). Dos picantes, una de roquefort con extra de queso y yo una con queso de cabra y cebolla confitada y extra de queso (ratona).