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Busto de Sebastián de Belalcázar

1 opinión sobre Busto de Sebastián de Belalcázar

Un ejemplo para nuestros hijos

En un lateral de la iglesia parroquial contemplamos un jardincito rodeando un busto en hierro de un personaje de la historia de Belalcázar. Es una obra bien lograda de un escultor especializado en el hierro forjado, Francisco Núñez.

Delante de este homenaje póstumo a Sebastián de Belalcázar estuvimos escasamente el tiempo necesario para tomarle dos fotos y continuamos nuestro camino en la esperanza de encontrar algunas otras estatuas en la Villa de otros personajes también importantes en su hisotira, mas no encontramos ninguna otra.

Para el actual Belalcázar su principal hito histórico es este conquistador americano, matador de indios y fundador de ciudades donde se explotaban las materias primas de Latinoamérica regándolas con la sangre de sus expoliados nativos. Todo un símbolo y un ejemplo para una sociedad europea que presume de democracia y de derchos humanos. Lo malo es que para estas cosas no hay memoria histórica, ni siquiera hay memoria.


Habíamos viajado hasta Belalcázar por su historia, porque habíamos descubierto que nuestro apellido procede de esta localidad. Dicen que entre los siglos XIII al XV este pueblo era uno de los más importantes de Andalucía y en temas culturales el más avanzado de Al-Andalus. Con ser este hecho un gran orgullo para la historia local creo que ni siquiera son conscientes de ello.

Aquí nació Abderramán al-gafqui, emir de Córdoba, por ejemplo. Pero hubo dos grandes figuras medievale que polarizan toda la atención y que en su época fueron los mayores científicos de Europa. Uno de ellos se dedicaba a la medicina, teniendo un conocimiento de botánica tal que no hubo quien supiese más que él en tal campo hasta el siglo pasado en que la globalización de la información permite difundir el conocimiento. El otro era un oftalmólogo, capaz de operar las cataratas con éxito. En unos siglos donde las operaciones se hacían a base de clavar estacas que desangraran al enfermo para que echara los malos humores. él estaba en otra dimensión médica.

Tantos éstos como otros grandes inventores y científicos de la época adoptaron el apodo de gafiq, que en árabe significa amante de los libros. Tal fue el número de estos sabios que la medina entera se llegó a llamar gafiq. evolucionando este nombre a gahete, aspirándose la h intermedia tal como en castellano sucedió con la f (recuérderse el cantar de "Moza tan fermosa non vi en la frontera como la vaquera de la Finojosa", que primero se aspiró como j y luego se escribió h y se siguió apirando hasta el siglo XVI). En tiempos actuales queda esa h muda y sin sentido que desde su silencio nos sigue contando su historia, hermosa, Hinojosa, etc.

Fuimos a Belalcázar buscando esa parte de su historia, de una de las ciudades medievales más importantes del mundo y nos encontramos conque aquí lo que se valora actualmente es la conquista y la rapiña y no la cultura. Hasta aquí me sentía de alguna manera, hijo de esta Villa, ya que alguno de mis ascendientes huyó de la medina cuando llegaron los reconquistadores, reconquistando como ellos lo hacían, cortando la cabeza de todo aquel que pillaran y quedándose con todo el botín que consiguieran. Después repoblaban la zona con habitantes del norte hispano y de Europa y a olvidar el pasado.
Esto sucedió entre 1236 y 1241 y quienes escaparon a la matanza utilizaron y difundieron el apellido Gahete por toda España y parte de Marruecos.

Pero no es el caso, aquí a lo que se rinde homenaje es a la labor conquistadora de Sebastián Moyano, quien cambió su apellido por el de Belacázar, quien tras diversas peripecias y batallas llegó a ser nombrado en 1540 por el emperador Carlos I Adelantado de España con mando sobre una provincia. Mas acabó por ejecutar a un gobernador vecino y la justicia española le condenó a muerte. Los cargos fueron asesinato del gobernador, malos tratos a los nativos y luchar contra otros españoles.

Quiso apelar por su vida y se trasladó a la ciudad de Cartagena de Indias para viajar a España, y allí murió en 1551.

Un busto silencioso con una cruel historia de saqueo y de malos tratos a la que aquí, en la ciudad más culta del medievo, se le rinde homenaje.
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Información Busto de Sebastián de Belalcázar