Después del lujo de conducir un Ferrari ...
Después del lujo de conducir un Ferrari y un Porsche, nos fuimos a la zona de circuitos de Buggies, por la puerta 7 del circuito.
El Buggy fue otro tipo de experiencia, con poca velocidad, en un camino de tierra lleno de charcos, terminaban todos de barro de pies a cabeza.
El conductor iba con acompañante, mi hijo no pudo, pues es muy pequeño, así que su padre tomó el lugar.
Un par de vueltas bastaron para toda una tarde de conversación y risas, terminaron tan sucios, que al final quedaron en paños menores en el coche y la ropita al maletero.
Las instalaciones físicas están un poco dejadas, y la tribuna llena de matorrales, haciendo casi imposible sentarse en ellas, esto es triste; pues tanta inversión que por falta de cuidado se eche a perder, es una lástima.