Anushka
Costa este de Sabah, Malasia, Sipadán ...
Costa este de Sabah, Malasia, Sipadán es la única isla oceánica del archipiélago Malayo
Pues sí, como mal se veía en la foto que ya había puesto en Sipadán,( también muy reguleras se ven éstas), lo que se aprecia en el oscuro y profundo fondo del mar son tiburones; veloces siempre como rayos; bastantes tiburones punta blanca (muy curiosos), algún tiburón martillo (solamente de noche),imposibles de fotografiar, tiburones, ya os dije que con salir con tubo y aletas a poco más de 10 metros de la orilla es muy probable cruzarse con uno de ello.
Pero hoy hablamos de la noche, hay una gran cantidad de vida nocturna bajo el agua de la Isla, y la mayoría de los grandes, salen de noche (aunque el tiburón punta blanca esta todo el día merodeando).
Las inmersiones diurnas son un espectáculo de luz y color, de vida en grupo, más “civilizada”. De noche todo es muy distinto, para empezar, aunque lleves un buen foco, no ves nada más que delante del mismo; alrededor todo es negro, todo está en un silencio absoluto y tú flotando, imposible moverse rápido sin gravedad, sientes cierta indefensión, porque no estás en tu entorno y eres más lento y vulnerable.
Todo esto, sumados a los más de 600 metros que separan tus piecitos del fondo, hace que una cierta y constante tensión se apodere de ti durante toda la inmersión (cosa que por otro lado viene muy bien, ya que es más fácil desorientarse sin puntos de referencia y bajar sin darse cuenta, y allí abajo todo puede ser muy tranquilo, pero tiene que estar muy controlado para que sea seguro).
Así es que, no viene mal estar un poquillo acojonado para estar alerta de todo, la noche además trae habitantes muy distintos a los diurnos. En la mayoría de los casos son solitarios, cazadores con sentidos increíbles, que se escudan en el manto de la noche para acechar a las indefensas presas.
También con la noche llegan seres increíblemente extraños, coloridos, y muchas veces curiosos con nosotros (aunque los tiburones nunca se acercan más de un par de metros, y los martillo son más asustadizos todavía), de todas formas, impresiona, tensa los músculos su presencia.
El mejor momento, creo que es, justo antes del amanecer. Los nocturnos se dejan ver un poquito mejor bajo el brillo de los primeros rayos antes de volver a esconderse.
En ese momento ves mutar el mar, cómo cambia la tranquila y de solitarios vida nocturna por la animada y familiar vida diurna.
Todo esto, bajo el influjo de la luz que se lleva la oscuridad y con ella, la inquietud de la noche, y devuelve la serenidad y los colores al agua; es una sensación parecida a la salida del sol después de un eclipse (bueno, para mi claro).
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