Baño entre acantilados
En la isla de San Miguel (Azores) también hay piscinas construidas en lugares increíbles. En nuestro viaje tuvimos tiempo de conocer Caloura (en la costa sur) y Boca de Ribeira (en la este). Lógicamente están pegadas al litoral, para así conseguir un llenado diario con agua del mar. Mejor depuradora imposible.
En la mayoría de los sitios web o foros de viajeros figuran como "piscinas naturales", pero creo que no son estrictamente naturales, como sí lo son, por ejemplo, las de MOSTEIROS, donde la singular forma de las rocas volcánicas permite la acumulación de agua para el baño. En Boca de Ribeira, los azorianos construyeron esta piscina (por eso digo que no es natural 100%), respetando eso sí la belleza del paisaje y aportando un lugar para el baño, el descanso o el disfrute de la naturaleza.
Boca de Ribeira está en el extremo nordeste de la isla, junto a la desembocadura de Ribeira do Guilherme. Es fácil llegar hasta allí, pero hay que tener cuidado en la recta final. Hay que descender la ladera de una pequeña montaña por una carretera estrecha y con una pendiente muy pronunciada. La bajada puede hacerse en coche, opción para la que han habilitado semáforos, uno al inicio y otro al final de la cuesta, para evitar que coincidan dos vehículos en sentido contrario. Al lado del semáforo de arriba (en rojo cuando llegamos) un cartel recomendaba hacer el camino andando, y aunque fue un tremendo error, eso hicimos. La bajada bien, pero la subida de regreso…horrible. Así que, si vais, bajad con precaución, pero en coche!.
La piscina es de unos 20-25 metros de largo. El tiempo ha dañado algo el fondo y paredes, pero el agua está perfecta. Tiene dos zonas de diferente profundidad, para niños y adultos. La piscina está rodeada por una grada de anchos escalones, perfectos para tumbarse al sol después del baño.
Mis hijos mayores se tumbaron en una explanada que hay al fondo, prácticamente solos. Desde ahí las vistas son perfectas. El pequeño, después del baño, se entretuvo en buscar lagartijas y cosas así.
Entre la piscina y el aparcamiento hay una mesa de picnic techada, que una familia ocupaba disfrutando de un entorno privilegiado, entre acantilados. Nosotros también disfrutamos mucho del paisaje y la tranquilidad.
Después de Boca de Ribeira nos fuimos a comer a una localidad cercana llamada Nordeste. Estuvimos en la terraza del restaurante Troqueira. Ofrecían la opción de comer tipo buffet (regular) y la opción de comer a la carta (genial el filetazo de carne de vaca, de primerísima calidad). El servicio fue lento, porque coincidimos con un autobús lleno de turistas, pero el trato encantador (y si no, mirad el café que nos prepararon).
Desde allí, para aprovechar la tarde, fuimos a conocer los miradores de la costa este (MIRADOUROS DA PONTA DA MADRUGADA E DA PONTA DO SOSSEGO) en el municipio de Nordeste. Un día perfecto.
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