No te vayas de NY sin visitar a Bill
Alguien nos recomendó que nosotros, ávidos consumidores de blues y jazz, teníamos que visitar al bueno de Bill.
Bill te recibe en su propia casa, donde una pequeña mesa en el recibidor hace de taquilla. Un par de tablas hacen de escenario en el salón donde como mucho 10 personas pueden presenciar un show de Jazz genuino a un metro de distancia. Cuando Bill coge su saxo, y sus compañeros ocupan el piano, la batería y el contrabajo, la magia ocupa el lugar de una manera que difícilmente una sala de conciertos podrá ofrecerte.
Está en Harlem, y hace un par de pases al día casi toda la semana (en su web puedes ver la disponibilidad ). Hay que reservar con antelación, ya que este señor vive en un piso (no se que dirán los vecinos de esto). Por si fuera poco, entre canción y canción, te cuesta historias, como la que reza el cartel de la entrada, que una jovencita llamada Billie Holliday comenzó a cantar ahí, porque su madre le mandaba a vender no se qué historia.