Más allá de la avenida principal
Copacabana es un pueblo, pero para conocerlo hay que salir de la avenida principal. Hace algunos años, cuando aún no había llegado el arrollador siglo XXI, Copacabana era por completo una ciudad "mística". No me refiero a fantasmas, que los hay, no me refiero a ciertas creencias culturales, que son explícitas en semana santa, sino a una presencia tan fuerte que quizá sea mitad fe y mitad enajenación, pero existe.
De la comodidad de los hoteles y la buena comida, hay que más allá, bajar por detrás del Calvario, por ejemplo, o adentrarse en alguna isla solitaria don de no haya "ningún atractivo turístico" (más bien, allí no llegó la mano del hombre). Ese aire que trae el viento tras recorrer la inmensidad del lago llena algo más que nuestros poros, como si llenará la cuota de misterio que necesitamos.