Una de las maravillas naturales de los Piri
Antes de llegar a Bielsa, parte de la A-138 el desvío que se adentra en el Valle de Chistau. Tras salvar los estrechos que abre el río Cinqueta, nos topamos con la primera población del valle: Saravillo. Desde la misma localidad sale una pista en buen estado —siempre que conduzca con precaución y sabiendo que una pista no es una carretera— que en unos doce kilómetros nos llevará hasta la cabaña de Lavasar. Habremos de seguir siempre por la pista principal dejando a un lado el desvío a la derecha que va a San Miguel y otro más que va a Santa Isabel.
En el collado del Ibón estaremos a 1.930 m de altitud. Allí, en una pradera, se encuentra el refugio forestal de Lavasar, propiedad del Ayuntamiento de Plan. Se trata de una pequeña cabaña libre, con chimenea, recientemente rehabilitada y con capacidad para unas ocho personas. Existe una toma de agua en las inmediaciones en medio del bosque, a unos 50 metros al norte del refugio. Para quien quiera dormir allí para realizar excursiones a la mañana siguiente hay que ir provisto de saco y esterilla para acomodarse en el suelo.
Una vez aparcado el coche cerca del refugio hay que tomar la senda marcada que desciende hacia el este. Atravesando una amplia pradera, en apenas diez minutos de camino, llegamos a la orilla del Ibón (1.913 m). El paisaje despliega todos sus encantos con el pedregoso suelo circundante, las aguas verdeazuladas del Ibón, el majestuoso decorado de montañas que lo respalda. Todo parece puesto en su lugar exacto sin lugar para la improvisación.

