miguelparra
BARRIO DE LA CONCEPCIÓN Y UNIVERSO ALMODÓ
Imaginemos al director de producción repasando el listado de personajes a convocar. Se rueda ¿Que he hecho yo para merecer esto? Corren los años 80 y la autopista M-30 marca la división de dos madriles. Justo en la frontera Pedro Almodóvar situó un paisaje humano al que podríamos denominar hiperbólico-realista: amas de casa adictas a los tranquilizantes, suegras con lagarto, vecinas prostitutas, niñas telekinésicas, dentintas pedófilos (antológica esa frase “Al principio era divertido, pero soy demasiado joven para que me aten”) y taxistas germanófilos ¿alguien da más? Todos ellos se mueven entre tres inmensos bloques situados junto a la M-30, colmena moderna ejemplo del desarrollo de la ciudad en el pasado siglo.
Muy recomendable una vuelta por el barrio: dará una idea certera de como es la vida cotidiana en la ciudad, lejos de lugares centricos en los que el director manchego también ha rodado, como por ejemplo el Bar Villa Rosa, donde Miguel Bosé con la voz de Luz Casal actuaba vestido de mujer en Tacones lejanos, o el emblemático Bar Chicote de Los abrazos rojos, situado en plena Gran Vía y corazón de la farandula española en los años cincuenta y sesenta. Entre mis localizaciones favoritas de su cine están dos: En primer lugar la calle Conde Duque, la altura del número 9, donde Carmen Maura protagonizó la famosa secuencia de la manguera al grito “Riégueme”, fiel reproducción de lo que es el verano madrileño. Además, la visita a esta calle es una excusa perfecta para recorrer un bonito barrio lleno de tabernas como la Limón. En segundo lugar en la Calle Duque de Alba 3 está el Wooster, un bar con terraza y buenas raciones, donde comenzaba Laberinto de Pasiones con un gag de Funny MacNamara e Imanol Arias muy ilustrativo de aquellos tiempos marcados por una benigna explosión de libertad llamada Movida que se convirtió en un referente mundial (y para muestra esta frase: “Sin dinero no coche, no chica, no tate, no vicio, no rimel ¡Estoy histérica!”) Su nombre en aquel momento era La bobia, era, todavía es, un buen lugar para tomar algo antes o después de visitar el Rastro, y de ahí saltar a la zona sur de Madrid vía (discreta) cortinilla... (o cogiendo el metro en Antón Martín, en la boca donde Santiago Segura como Torrente, aparcaba a Tony Leblanc, su padre en esta ficción, para que pidiese limosna).
Leer más
+7