Una tentación muy dulce
He de confesar que no soy una amante de los dulces, al menos no muy a menudo, aunque alguna vez tomo un helado o un trozo de chocolate amargo me suelen tentar pero, caminado por la Gran Vía y pensando en una muy buena amiga, muy dulcera ella, que me había recibido en su casa cuando hice mi viaje a España, encontré esta pastelería y me dije “lo que aquí encuentre le encantará a Elena” y entré directamente. No mire precios, me fije en los dulces, madalenas, trufas, huesitos de santo de almendras, bombones, tartas y pasteles y sin más hice mi pedido, en tanto que elegía e iban colocándolo en una bandejita, pregunté si podría tomar fotos del lugar y me dijeron que si.
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